En 1248 los cristianos conquistaron Isbiliya, poniendo fin a más de cinco siglos de dominación musulmana. Desde ese mismo año la mezquita fue consagrada por el Cabildo sevillano para ser utilizada como Catedral. Es entonces cuando el alminar se convierte en campanario, aunque se mantendrá el yamür debido a la belleza del conjunto. Más de un siglo después y debido al precario estado del edificio almohade, se decide construir un nuevo templo de dimensiones tan magnas que todo el que lo viese pensara que era una auténtica locura, y se decide mantener el minarete y dos lienzos de muro que circundan el actual Patio de los Naranjos. En 1356 un terremoto rompió la barra de hierro que sostenía las bolas del yamür y se desplomaron. Tras varios intentos por rematar el campanario de forma digna y con el auge económico que Sevilla experimentó tras la conquista de América en 1492, el Cabildo catedralicio planteó rematar el antiguo alminar de forma grandiosa. Tras rechazar en 1555 el proyecto de Diego de Vergara, arquitecto mayor de la Catedral de Málaga, que proponía un remate de madera en forma piramidal, el Cabildo aprobó en 1558 el diseño del arquitecto cordobés Hernán Ruiz II, un cuerpo de campanas de estilo manierista que como una gran custodia remataría el campanario cristiano. La obra fue terminada en 1565 e incluía además frescos del pintor Luis de Vargas, que actualmente se han perdido.
La construcción renacentista se estructuraba en cinco cuerpos que darían forma a cuatro espadañas con seis campanas cada una. En orden ascendente: el cuerpo de campanas, que es al que pueden acceder los visitantes en la actualidad; el cuerpo de reloj, con un reloj del S.XVIII; el cuerpo de estrellas o del pozo, con una inscripción en latín que recorre las cuatro caras de la torre; el cuerpo de carambolas, de planta circular; y el penacho, que acaba en una cúpula sobre la que se asienta el Giraldillo. El resultado fue un campanario que aparentaba ser una unidad arquitectónica, pero que, sin embargo, es la suma de dos partes que distan tanto cronológica como estilísticamente, perfectamente integradas gracias a la experiencia y a los conocimientos del Hernán Ruiz II en arquitectura real y efímera, así como a su magnífico dominio de otras artes menores y decorativas. Por entonces, el campanario de la Catedral fue llamado Torre Mayor o Torre de Santa María.Para consolidar el triunfo del cristianismo sobre la cultura musulmana, que ya estaba implícito en la construcción de la nueva Catedral sobre la antigua mezquita aljama, se decidió rematar la Torre Mayor con un “Coloso de la Fe Victoriosa”. Para ello se realizó la escultura de bronce más grande de todo el Renacimiento español.
La escultura, al parecer, fue diseñada por Luis de Vargas, modelada por Juan Bautista Vázquez El Viejo y fundida por Bartolomé Morel, quién también realizó el pedestal en forma de bola que está a sus pies y que simboliza el orbe del mundo. La estatua mide mide casi tres metro y medio de altura y pesa unos 1200 kilos y fue terminada en 1568.
La figura está realizada en estilo renacentista a la manera de las esculturas clásicas griegas, concretamente inspirada en la representación de Palas Atenea, aunque hay diversos estudios que aseguran que representa a Juana de Arco, incluso otros que la relacionan con la Fuente de Minerva del tesoro prusiano de Hildesheimer, del S.I a.C. En cualquier caso, se manifiesta el conocimiento del estilo renacentista italiano de sus creadores. Concebida como una veleta, representa iconográficamente una figura femenina, que algunos investigadores creen embarazada (con lo cual también se relacionaría con la Inmaculada concepción de Jesús como símbolo de la esperanza), vestida heroicamente con capacete (casco de metal) y ropajes militares a la manera clásica, que sostiene en su mano derecha un lábaro o estandarte rematado por una cruz latina y una hoja de palma en la izquierda, símbolo del cristianismo.
Desde que se colocó como remate del campanario era un verdadero espectáculo ver girar una veleta de esas dimensiones, por ello empezó a conocerse como Giralda, a finales del S.XVI. Con los años, el campanario fue conocido popularmente como “Torre de la Giralda” y desde el S.XVIII se adjudicó ese nombre a la totalidad de la torre, quedando reservado el nombre de Giraldillo para la veleta.Desde el año 1592 hasta 1980 se han llevado a cabo diferentes obras de restauración y mantenimiento para la óptima conservación del Giraldillo. En 1981, se realizó una copia en poliéster sobre un molde del original para aliviar de peso la parte superior de la Giralda, que se estaba resintiendo. Pero sería en 1997 cuando la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía llevó a cabo una profunda y espectacular restauración. Para ello se realizó en 1998 una copia en bronce que sustituyó a la original y que culminó en 2005 con una gran exposición y con la colocación del Giraldillo mediante una grúa de casi 120 metros de altura.