Situado en el lugar que ocupaba el salón de las Pléyades del palacio Al-Mubarak de Al-Mutamid, el rey Pedro I mandó construir un edificio en forma de qubba, con planta cuadrada y una maravillosa cúpula semiesférica, también llamada de media naranja, construida por el maestro Diego Ruiz en 1427. Como en todas las estancias, se conjugan eclécticamente motivos árabes y cristianos donde aparecen inscripciones en árabe y filacterias con salmos evangélicos en latín, balcones de madera, columnas de mármol, arcos de herradura, azulejos, yeserías, atauriques, etc. Son interesantes también los retratos de finales del S.XVI de Diego Esquivel donde aparecen por orden cronológico los reyes hasta Felipe III.
Sin embargo, el elemento que más destaca es la cúpula de media naranja, que viene a ser al Mudéjar lo que la Capilla Sixtina al Renacimiento. Se trata de una hermosa cúpula realizada con lazo diez lefe, considerado en carpintería el más perfecto trazado de lacería, de las cuales solo quedan otras tres en el mundo que se encuentran en la Casa de Pilatos (también en Sevilla), en el Convento de San Francisco de Lima (Perú) y en el Museo Arqueológico Nacional (que proviene del palacio de Altamira, en Torrijos).
Para que un oficial pudiera obtener el más alto grado del gremio de la carpintería, el grado geométrico, se exigía una construcción con lazo diez lefe, la más compleja que podía realizar un carpintero. El lazo diez lefe define el tipo de ruedas que componen la bóveda, un tipo de trazado donde todas las ruedas son de diez brazos y generan una trama que se entrelazan forma infinita, al contrario que en otros desarrollos donde aparecen ruedas desculatadas. Este derroche de poder en estado arquitectónico genera una sensación visual de perfección geométrica que hoy día sigue sorprendiendo a todos los visitantes.